
Las pesadillas y terrores nocturnos son trastornos del sueño que están ligados a conductas motoras y fisiológicas que interrumpen el sueño.
Algunas de las diferencias que presentan son las siguientes:
· Las pesadillas están asociadas a experiencias que tienen lugar en la vida del niño y le generan inquietud o le producen un malestar emocional. La duración varía en función del tiempo que se prolonguen las circunstancias externas que le causan estrés o sensación de peligro. Si la ansiedad durante el día remite también lo harán las pesadillas. En los terrores nocturnos la reacción de temor es acompañada de conductas más alteradas como gritos, llanto, expresiones faciales de miedo o agitación motora. Están asociados a la inmadurez del sistema nervioso puesto que con la edad es un trastorno del sueño que desaparece a diferencia de otros. La situaciones de estrés, enfermedad, presentar fiebre, tensión y cansancio excesivo parecen favorecer la aparición de este fenómeno.
· Cuando el niño se despierta de la pesadilla es capaz de recordar vívidamente el contenido del sueño. Es muy frecuente que el niño se despierte por sí solo de una pesadilla y pase de manera súbita a un estado de vigilia, lo que en ocasiones provoca dificultad en conciliar el sueño nuevamente. En los episodios de terrores nocturnos es difícil y poco probable que el niño se despierte ya que la fase de sueño en la que surgen es de sueño profundo. A diferencia de lo que ocurre en las pesadillas, el niño no tiene recuerdos del contenido del episodio.
· Las pesadillas aparecen en el transcurso de la fase de sueño REM y hacia la segunda mitad de la noche, por el contrario los terrores nocturnos son más frecuentes en el período NoREM y suceden en el primer tercio del sueño, entre una hora y tres después de acostarse.
· La activación motora y fisiológica durante las pesadillas es moderada, pueden sucederse ligeros movimientos y vocalizaciones. Por el contrario, en los terrores nocturnos hay más activación fisiológica como lo indican la sudoración o aumento de la tasa cardiaca. Es fácil que el niño grite, llore y vocalice aunque no siempre es comprensible. El niño se muestra muy inquieto y agitado.
· Las pesadillas suelen afectar a niños entre los 3 y los 6 años y suele aparecer más en las niñas que en los niños. En general, se trata de un fenómeno bastante común, a diferencia de los terrores nocturnos que son menos frecuentes y aparecen más a menudo en los varones a una edad más temprana entre los 2 y los 3 años.
· ¿Cómo actuar cuando el niño tiene pesadillas? Teniendo en cuenta que lo más habitual es que el niño se haya despertado, es importante que los padres le tranquilicen y le quiten importancia al contenido de la pesadilla. Por otra parte, debido a que la ansiedad diurna es la base de este trastorno, es conveniente que los padres valoren qué acontecimientos en la vida del niño están sucediendo, que sean fuente de estrés psicosocial con el objetivo de intentar reducirlos y dotar a los más pequeños de recursos para manejarlos.
¿Cómo actuar cuando el niño tiene terrores nocturnos? Los padres deben controlar que el niño no se haga daño debido a la agitación que presenta y pueda caerse o golpearse. No se le debe despertar, ya que de hacerlo se sentirá desorientado y confundido y será más difícil que se calme y se vuelva a dormir. Es más aconsejable esperar de cinco a quince minutos a que el terror nocturno finalice y el niño continúe durmiendo ya calmado.
Para afrontar ambos fenómenos es importante tomar medidas relacionadas con las rutinas a la hora de irse a la cama, como pueden ser mantener horarios estables de levantarse y acostarse y que garanticen una duración del sueño adecuada a la edad de los niños. Conviene realizar actividades antes de acostarse que ayuden al niño a relajarse y a ir disminuyendo su activación (un baño, leer un cuento, ejercicios de relajación para niños, evitar las pantallas, evitar el azúcar). Por otra parte, es importante revisar las posibles tensiones que el niño puede estar viviendo en la familia, en el colegio o con el grupo de iguales e intervenir con el objetivo de que tengan el menor impacto posible.
Deja una respuesta