
La agorafobia es un trastorno de ansiedad que puede ir acompañado o no de ataques de pánico. Aunque habitualmente se considera que es un miedo desmesurado a los espacios abiertos es más acertado definirlo como el miedo que siente el paciente en situaciones en las que anticipa que no puede recibir ayuda y/o escapar le resulta altamente difícil.
En ocasiones el trastorno se desencadena tras un suceso o experiencia traumática, un shock emocional o tras largos periodos de estrés mantenido en el tiempo. No obstante, su etiología es multi causal y aparece con mucha más frecuencia en las mujeres.
A menudo son pacientes introvertidos, dependientes y con una gran necesidad de control. Frecuentemente muestran una baja tolerancia a la incertidumbre y sienten un miedo desbordante a lo desconocido, estando alertas e hipervigilantes para identificar cualquier tipo de amenaza, ya sea psicológica o basada en percepciones físicas. Tienen la percepción de no controlar su propia vida. Toda la vida del paciente gira en torno al miedo, “miedo a no poder cuidar y valerse por sí mismo”.
La agorafobia se va agravando en la medida en la que el paciente va evitando cada vez un mayor número de situaciones con el único fin de aliviar o disminuir la ansiedad que le provocan. Las conductas de evitación pueden ser tan naturales como hacer cola en una fila o comer en un restaurante. Las evitaciones más frecuentes son evadir ir al cine, ir a hacer la compra, ir a centros comerciales, eludir viajar en tren, avión, coche,… La agorafobia puede ser tan incapacitante que el paciente puede llegar a negarse a salir de casa debido a que acaba siendo el único lugar en el que se siente seguro.
En ocasiones la agorafobia se mantiene en el tiempo cuando familiares, pareja y amigos ceden en las peticiones del paciente para que no sufra la ansiedad. Por ejemplo, acompañar al paciente a todas partes sin permitir que haga determinadas cosas y/o actividades por sí mismo. Por ello en el tratamiento de la agorafobia es importante contar con la colaboración de las personas más allegadas al paciente. También para que el paciente pueda superar sus miedos es fundamental contar con la ayuda de todos ellos.
Para poder superar la agorafobia el paciente poco a poco deberá ir enfrentándose a todas aquellas situaciones que le generan la ansiedad y recuperar la confianza en sí mismo. El tiempo de recuperación normalmente dependerá del tiempo de evolución del trastorno, es decir, cuanto mayor tiempo haya pasado desde el inicio del cuadro mayor tiempo será necesario para eliminar el miedo en la vida del paciente.
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