Ciberbulling, agresiones que se extienden
El Ciberbulling existe para muchos adolescentes.
Un adolescente está en un parque junto a un amigo jugando a la pelota y unos compañeros de su colegio le hacen la zancadilla, cae y los otros se ríen y le insultan.
Hasta ahí no hay mucha diferencia a lo que siempre ha podido darse, el abuso de poder de unos frente a otros, pero en el Ciberbulling nos encontramos a que hay otra persona que graba lo que sucede, que retrata una situación de abuso y lo expone en un medio que llega a muchos más.
Algo que podría ser calificado de incorrecto se convierte en Ciberbulling, en dañino y perjudicial para tanto el que lo sufre, como para el que lo hace.
En este aspecto me voy a detener ya que te obvio que el que sufre Ciberbulling sufre y lo pasa mal, ya que es humillado y ninguneado, mostrando a los demás y a sí mismo que los otros le pueden tratar mal.
Pero a través del Ciberbulling el chaval o los chavales que agraden, ridiculizan, graban y después lo exponen generan en ellos mismos un sentimiento falso de atención, de ser gracioso, de poder sobre los demás, e interpretan que la manera de relacionarse con los otros es desde el abuso, ridiculización y la exposición, porque en ellos mismos no encuentran otras habilidades para interaccionar o ser mirado.
Una chica que hemos visto en psicoterapia hace un tiempo y que continuamente acosaba a sus compañeros, o en la calle e incluso participaba en actos violentos de bandas, cometía Ciberbulling, etc, era una adolescente cuyos padres se habían divorciado de forma muy conflictiva, no la habían tenido en cuenta a la hora de agredirse mutuamente mientras ella lo sufría y permanecía todos los días sola. Acosar, abusar de los demás y hacer Ciberbulling era la manera que había encontrado para sacar toda su rabia, y dejar de ser atacada y ninguneada tomando ella un papel activo en el ataque.
El Ciberbulling es un problema que debe ser rechazado por los otros, sobre todo por los iguales.
Son ellos los que tienen que repudiar el acoso y no callarse, el que lo sufre y el que lo realiza necesitan de esas manos “amigas” que les puedan ayudar a frenar un comportamiento que les perjudica y daña.
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