Las enfermedades psicosomáticas son enfermedades de índole psicológica (de ahí proviene el prefijo “psico”) que se manifiestan en el cuerpo a partir de síntomas físicos (“somático”). Nuestro cuerpo y nuestra mente están mucho más conectados de lo que pensamos estableciéndose entre ambos relaciones complejas. Por ello en muchas ocasiones debemos estar atentos a los mensajes que nos envía nuestro cuerpo comunicándonos que “algo nos pasa que no va en”.
La aparición de enfermedades psicosomáticas es más frecuente en personas que sufren niveles elevados de estrés y/ o ansiedad. También es común en pacientes que han sufrido sucesos traumáticos o de gran impacto emocional. Las personas que tienen dificultades para expresar y conectar con sus sentimientos adoptando una actitud hermética frente a las vivencias emocionales también tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades psicosomáticas.
En ocasiones ocurre que cuando el paciente es diagnosticado de una enfermedad psicosomática inicialmente no se siente comprendido, ya que interpreta que “se inventa los síntomas” o que “los provoca él mismo”. Por ello es importante incidir en que el síntoma es real, y por tanto, provoca malestar y sufrimiento en la persona. El aspecto psicológico de la enfermedad proviene de la causa que lo provoca, y por tanto, requiere una exploración intra psíquica del paciente para poder conseguir la erradicación de los síntomas que padece.
¿Cuáles son aquellas enfermedades psicosomáticas más comunes?
Existe una gran variación en cuanto a la afectación corporal pudiendo presentase a través de alteraciones cutáneas como dermatitis, eczemas, alopecia areata (calvicie), psoriasis,… También se expresan a través de alteraciones ginecológicas como son la amenorrea, dismenorrea, alteraciones en los ciclos menstruales,… A nivel digestivo degeneran en gastritis, úlceras, colon irritable,… Las alergias, cefaleas tensionales, artritis reumatoide, fibromialgia,… son algunas otras alteraciones psicosomáticas frecuentes.
Otras enfermedades psicosomáticas pueden influir significativamente en los trastornos cardiovasculares como arritmias y taquicardias. También en enfermedades como la diabetes e incluso en algunos tipos de cáncer.
Todo este elenco de enfermedades conlleva un abordaje multidisciplinar que habitualmente se inicia con continuas demandas médicas que a menudo requieren la intervención de médicos generalista o bien especialistas para tratar los síntomas físicos o de tipo biológico. No obstante, el tratamiento que se considera más adecuado es la psicoterapia debido a que el origen de las enfermedades psicosomáticas, tal y como ya se ha señalado, está en lo psicológico.
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