Las personas con alta autoestima no necesitan sentirse superiores a los demás, no necesitan compararse con los demás. Su alegría radica en quienes son y no en tratar de ser mejor que los demás. Nathaniel Branden .
La RAE define la autoestima como la valoración generalmente positiva de sí mismo, por eso, cuando una persona no se valora, comúnmente se suele decir que tiene baja autoestima.
Nuestra autoestima es como un termómetro que sube o baja en función de cómo nos percibamos o estimemos en cada situación. Por lo general, es una dimensión dinámica, que puede fluctuar en función de la falta de confianza en uno mismo o por el contrario, del sentimiento de competencia, ante determinados retos. No obstante, cuando una persona goza de autoestima, la valoración positiva de sí misma es más estable y abarca un mayor número de contextos en los que se siente segura y con confianza en sí misma. Por el contrario, las personas que manifiestan baja autoestima presentan una estimación de sí mismas inestable y sujeta a las condiciones de cada momento.
La valoración positiva de uno mismo depende de la percepción en áreas como la calidad de los vínculos familiares, la capacidad para relacionarnos con los demás y hacer amigos, nuestra capacidad intelectual, los logros y éxitos obtenidos, la percepción de nuestro aspecto físico o nuestras aptitudes o actitudes.
La estimación de nosotros mismos es una percepción que se va construyendo en las primeras interacciones con nuestros familiares e iguales y a través de las diferentes experiencias que nos permiten lograr éxitos o fracasos. Por lo tanto, es un constructo que se va modificando con la experiencia.
Las personas que poseen una alta autoestima son capaces de autoafirmarse y depender menos de las opiniones positivas de los demás para valorarse, ya que son conscientes de sus fortalezas y debilidades. Son más capaces de cuidarse y de protegerse a sí mismas de manera que disminuya el sentimiento de vulnerabilidad frente al entorno. Tienen sentimientos de seguridad y confianza en sí mismas que les permiten sentirse cómodas. Pueden aceptar sus debilidades y valorar si es posible trabajar por la trasformación o superación de las mismas. El diálogo interno es en su mayoría positivo y con él garantizan respetarse a sí mismas y proyectar ese respeto hacia los demás. Experimentan con mayor frecuencia sentimientos de eficacia y confían en su capacidad para lograr objetivos.
Las personas que presentan una baja autoestima se sienten más inseguras con su propio criterio , puesto que son más conscientes de sus debilidades y se fijan menos en las fortalezas. Dependen de las opiniones de los demás para valorarse de forma positiva o para poder tomar decisiones, lo que con frecuencia favorece las relaciones de dependencia. Se cuidan y protegen menos frente a situaciones en las que puedan sentirse vulnerables. Se sienten incómodas consigo mismas y frente a los demás debido a la falta de confianza y al sentimiento de inseguridad. Es frecuente que experimenten temor al rechazo en las relaciones interpersonales. Les cuesta más aceptarse y establecen un diálogo interno caracterizado por la crítica y la dureza en las opiniones sobre sí mismas. La confianza en la capacidad para lograr sus objetivos se encuentra subestimada.
A continuación proponemos una reflexión para profundizar en nuestra autoestima. Para ello, nos vamos a centrar en cinco aspectos de la autoestima:
* ¿Qué concepto tengo de mí?, ¿cuáles son mis fortalezas y mis debilidades? El autoconcepto hace referencia al conocimiento que tenemos de nosotros, tanto de nuestras fortalezas como de nuestras debilidades.
* ¿Qué hago para cuidarme y protegerme? Podemos reflexionar acerca de las acciones que ponemos en práctica para cuidar nuestra salud física y mental, para sentirnos bien con los que nos rodean o para sentirnos emocionalmente sanos en nuestros trabajos.
¿Cómo me hablo y qué mensajes me doy? Es importante atender a nuestro diálogo interno y que éste sea positivo y que trasmita mensajes de ánimo y confianza. Ser conscientes de nuestros errores y defectos es fundamental para cambiar y valorarse pero de nada sirve caer en la autocrítica culpabilizadora que no favorece el respeto por nosotros mismos.
* ¿En qué situaciones me siento con confianza en mi capacidad para superar las dificultades? A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a situaciones o personas que suponen un desafío de nuestras rutinas, pero también una oportunidad de crecimiento y de potenciar la capacidad para lograr nuestros objetivos.
¿En qué momentos o ante qué personas me siento a gusto conmigo mismo y me acepto tal como soy? Cuanto mayor es la aceptación de nosotros mismos, más fácil es que nos sintamos seguros, puesto que la aceptación favorece el afán de superación hacia metas realistas sabiendo cuáles son nuestras fortalezas y nuestras limitaciones.
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