¿Tu felicidad se centra en una sola persona?
¿crees que sin esa persona no podrías ser feliz?
¿si no estas con la personas que quieres no puedes disfrutar de otras cosas?
¿a menudo sientes miedo a ser rechazado/a por esa persona o por los demás?
¿das prioridad a los deseos de la persona a la que quieres antes que a los tuyos?
¿tienes un sentimiento de vacío y tristeza cuando no tienes a nadie a quien querer?
¿a menudo tienes miedo a perder a la persona a la quieres?
¿te sientes culpable cuando no puedes satisfacer a los demás?
¿alguna vez has hecho algo que te perjudica por amor?
Contestar afirmativamente a varias de estas preguntas implica posiblemente presentar un problema de dependencia emocional.
Para muchas personas que sufren dependencia emocional no constituye un problema, ya que lo consideran dificultades “normales” propios de las relaciones de pareja. Incluso se llega a creer que si no se mantiene una relación con la intensidad afectiva, los celos, la exclusividad que te aleja de las relaciones de amistad, el sacrificio por encima de las propias necesidades,…. no es amor de verdad. Creencias tan disfuncionales y patológicas como “si no siente celos es que no me quiere”, “si no me controla lo que hago es que no le importo”,… circulan en muchas relaciones de pareja. La percepción de esas intensas emociones, que escapan al control de uno mismo, se identifican como amor verdadero manteniendo así la dependencia patológica que subyace en la relación de pareja.
Los mensajes que nos llegan a través de películas o incluso de la música que forman parte de nuestro día a día refuerzan la multitud de creencias erróneas y los mitos en relación al amor, que lo único que fomentan son relaciones de pareja tóxicas. Pongamos como ejemplo la famosa canción de Amaral titulada “sin ti no soy nada”, letras como “mi alma, mi cuerpo, mi voz, no sirven de nada. Las noches de juerga se vuelven amargas… Soy sólo un actor que olvidó su guión, porque yo sin ti no soy nada.” reflejan un mensaje basado en la creencia de que se necesita al otro para poder ser feliz.
No solo existe la dependencia emocional en las relaciones de pareja, también se puede dar en amistades, compañeros, familia y personas del entorno. En general, es una situación que puede establecerse en cualquier ámbito, y que afecta por igual a hombres que a mujeres.
La persona que sufre dependencia emocional es una persona con un miedo tremendo a la soledad y que no concibe su vida sin pareja. Por ello quiere tener el control de la vida del otro, para tener la seguridad de que no lo perderá. A menudo se obsesiona con esa persona, deja de vivir su vida para seguir la del otro.
A cualquiera nos gustaría tener a alguien especial en nuestra vida, lo que diferencia a una persona no dependiente, es que cuando están solo/as pueden tener momentos de melancolía, pero eso no les frena para seguir disfrutando de otras facetas de su vida. La persona con dependencia emocional necesita al otro para disfrutar.
Solicitar ayuda especializada para tratar la dependencia emocional es fundamental para conseguir que no derive en otros problemas más graves como el maltrato físico y /o psicológico, así como relaciones de violencia.
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