
Las Navidades a menudo se asocian a felicidad, amor, armonía, alegría, diversión,… sin embargo, para una gran mayoría de personas las Navidades conjeturan un período del año donde la inestabilidad emocional se agudiza debido a elementos de distinta naturaleza.
En este periodo del año donde prima la celebración en familia resurgen y se hacen más evidentes los conflictos existentes en las familias: desavenencias con los progenitores, hermanos u otros miembros de la familia extensa,… y en muchas ocasiones se fuerza en este momento del año el volver a unirse con el consiguiente malestar y pesar que esto supone entre los miembros de la familia. También sucede que aparece la nostalgia de un pasado en el que uno siente que si fue feliz.
En otras ocasiones las Navidades es un periodo en el más echamos en falta a aquellos seres queridos que no están. Las pérdidas agudizan el sentimiento de tristeza por no poder compartir los momentos especiales con aquellos que queremos. Asimismo, para aquellos que habitualmente están y se sienten solos, en este momento del año, la soledad cala más y se hace más penetrante.
Las Navidades también son el período de “excesos”: excesos en las comidas, excesos en los gastos económicos de las familias,… Para los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria es un momento especialmente difícil puesto que enfrentarse a las múltiples y continuas comidas y cenas navideñas les genera una enorme ansiedad y a menudo supone un momento de recaídas en su tratamiento. Esto mismo también ocurre con aquellos pacientes con adicciones donde la celebración frecuentemente va asociada al consumo de su adicción y resistirse al impulso de mantenerse abstinente suele ser un reto difícil de conseguir.
La frustración económica también se hace más patente ya que es un momento del año en el que se fomenta el gastar, gastar, e incluso derrochar.
Por otro lado, las Navidades suponen el cierre del año y no es de extrañar que muchas personas hagan balance de su vida y se conecten con los fracasos y problemas no superados, con los objetivos no alcanzados,…. La evaluación negativa del año que se cierra genera sentimientos de tristeza y abatimiento que no contribuyen a disfrutar de la Navidad.
Posiblemente lo más dañino de las Navidades para nuestros pacientes es “sentirse en la obligación de ser felices porque es un momento del año donde todo el mundo es feliz”. Para ello lo mejor es intentar pasar este periodo del año como otro momento temporal y protegerse de todo aquello que hace daño tratando de ver el lado positivo de la vida de cada uno, ya que de cada crisis y de cada problema siempre hay un lado en el que uno sale fortalecido.
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